jueves, 4 de julio de 2013

REFORMA MIGRATORIA, AHORA Y ANTES

                    

   ¿QUÉ DICE LA REFORMA MIGRATORIA 2013?
Hablemos del documento que contiene el futuro de millones de personas. Por ejemplo, que es un documento ya aprobado en la Cámara del Senado, pero aún no efectivo hasta que la Cámara de Representantes lo termine de discutir, lo cual implica que todavía sufrirá modificaciones. El documento que arroje la Cámara de Representantes se hará efectivo en un lapso de 6 meses posterior a su aprobación.

Las consideraciones sobre la propuesta de Reforma Migratoria en este momento son:
1. Los avances en materia de documentación o legalización de personas inmigrantes en los Estados Unidos han estado precedidos por  medidas de seguridad y control fronterizo con efectos perversos, que tienen como objetivo principal  evitar que la migración no autorizada siga en aumento. Actualmente, una de las medidas establecidas antes de autorizar la documentación de los migrantes, es reforzar la vigilancia de la frontera entre México y Estados Unidos enviando cerca de 20 000 oficiales armados, además de los ya existentes, así como completar la construcción de 700 millas de muro fronterizo. Para ello, el gobierno norteamericano invertirá cerca de 3.2 trillones de dólares en tecnología de punta que incluye la compra de drones o aviones no tripulados, además de establecer el Sistema E-verify[1] como obligatorio para todas las empresas. Dicho sistema computarizado permitirá realizar un escaneo biométrico,  a través del cual se recabará  información de las personas (huellas digitales, retina, iris, patrones faciales,  geografía de las venas, la firma, el tamaño del paso, la voz,  y la forma en la que teclean), además del número de seguridad social y antecedentes penales. Este sistema debe ser usado por todas las empresas para revisar la información de cada persona a las que contratan, evitando: por un lado,  emplear a los migrantes indocumentados; y por el otro, las sanciones contra los empleadores.
Lo anterior, debe asegurar que se disminuya la cantidad de personas que entran a Estados Unidos de forma ilegal.
2. De los 11 millones de inmigrantes indocumentados que existen en este momento en los Estados Unidos, un número considerable podrá acceder a un estatus provisional como inmigrante registrado, siempre y cuando cumplan con ciertos requisitos que no son fáciles para todos como:
·         Haber llegado a los Estados Unidos antes del 31 de diciembre de 2011 y que sigan allá a partir de esa fecha;
·         No tener sentencias por delitos graves o más de tres delitos menores;
·         Pagar una multa de 500 dólares;
·         Estar al corriente con el pago de sus  impuestos;
·         No haber sido deportados por razones  criminales y tener cónyuge o hijos ciudadanos o residentes;
·         Haber ingresado a los Estados Unidos siendo menores de edad; y
·         Dar  pruebas del dominio del idioma inglés.
3. Todos aquellos que cumplan con los requisitos anteriores (y los que se nos hayan pasado) podrán pasar por el siguiente proceso para obtener la documentación correspondiente:
·         Tendrán un periodo de 10 años con permiso de estancia provisional y trabajo que les permitirá tener licencia de manejo, viajar dentro y fuera del país, pero no acceder a programas de apoyo gubernamental.
·         Posteriormente, podrán competir por el título de residentes si van al corriente en pagos de impuestos, manejo del inglés, no salen por períodos largos del país y pagan una multa de 1000 dólares.
·         Tres años después de ser residente,  podrán hacer la petición para conseguir la ciudadanía.
·         Es importante aclarar que el proceso para tramitar los documentos tienen un costo: residencia 450 dólares; y ciudadanía 680 dólares respectivamente. Aclarando que estos costos son sólo por el derecho al trámite, todos sabemos que el proceso implica gastos mucho mayores. Asimismo, el período de estancia provisional para los Dreamers y trabajadores agrícolas será sólo de 5 años. Y los primeros podrán acceder a la ciudadanía inmediatamente después.
4. Otras figuras migratorias que están consideradas son:
·         La visas H1-B, o sea para trabajadores calificados, aumentarán a 110 o 180 (ver cuántas) mil anuales, 25 mil más estarán reservadas para personas con alta calificación en ciencias, tecnología, matemáticas e ingenierías. Habrá sanciones altas para quienes entrenen como trabajadores en Estados Unidos y  luego los envíen al extranjero, es decir, ellos sí tomarán medidas contra la fuga de cerebros.
·         Visa de mérito H1-B3: Para ser elegible a este tipo visa el requisito es ser un/a persona modelo, es decir, reconocido/a por sus logros y éxitos a nivel nacional o internacional. Además de estar empleado en una posición que requiera a una persona de méritos y aptitudes distinguidos.
·         200 mil visas W permitirá a trabajadores con poca calificación, entrar para las industrias de construcción, salud, hospitalidad y otras. Estas visas están planeadas para programas de empleo temporal, 6 meses aproximadamente.
5. Cabe mencionar el avance que se tuvo con respecto a los indocumentados el año pasado. Obama aprobó la Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA, por sus siglas en inglés), la cual da a los estudiantes inmigrantes que llegaron a EU antes de haber cumplido 16 años de edad, un permiso con el que pueden solicitar trabajo, pero no constituye un antecedente directo para obtener la residencia y puede ser revocado en cualquier momento.

El antecedente de esta Reforma Migratoria se aplicó hace 27 años, aproximadamente. Después de 4 años de discusiones, el 15 de octubre de 1986, la Cámara de Representantes de Estados Unidos aprobó la iniciativa de Reforma Migratoria, y el Senado el 17 de octubre de ese mismo año. El 6 de noviembre de 1986 entró en vigor ese intento por modificar la política migratoria en Estados Unidos, durante el gobierno de Ronald Reagan (EU), a través de la Ley de Reforma y Control de Inmigración o Ley Simpson-Rodino (IRCA, por sus siglas en inglés, Immigrant Reform and Control Act). En 1987, dicha Ley de Reforma Migratoria ofreció una posibilidad de “regularización” migratoria a 3.2 millones de trabajadores “indocumentados” de un total de 4 millones, para quienes residieran en EU desde 5 años atrás (desde enero de 1982), entre otras condiciones.
El trámite iniciaba con el llenado de la solicitud y el pago de 185 dólares por adulto, 50 por cada menor de 18 años o máximo 420 por familia (más gastos de exámenes médicos). De ser aceptados, podían obtener la tarjeta verde (green card) o identificación de residente permanente legal, por ende, permiso para trabajar, en los siguientes 18 meses y, si contaban con conocimientos de inglés e historia de Estados Unidos, podrían solicitar la ciudadanía en los siguientes 5 años, tiempo durante el cual no contarían con seguro social. La Reforma contaba con un programa para trabajadores agrícolas especiales, Special Agriculture Workers (SAW), con una condición de sólo 9 meses de trabajo en la agricultura (y no de 5 años de residencia). Otro de los programas enfocados en el sector agrícola fue el de trabajadores agrícolas adicionales o Replenishment Agricultural Workers (RAW) o enmienda Shumer, el cual consistía en aplicarse entre 1990 y 1993, en caso de que la secretaría de Trabajo y Agricultura de EU declarara escasez de mano de obra agrícola, es decir, era un mecanismo de contratación de trabajadores agrícolas temporales.
Antes de la Reforma de 1986, la Ley de Inmigración que había regido desde 1952 sancionaba a todo extranjero que trabajara sin los documentos migratorios requeridos, pero no sancionaba a quienes contrataran personal “indocumentado”. Esto se modificó con la Ley Simpson-Rodino, la cual establece que el empleador está obligado a solicitar los documentos legales que acrediten la identidad del trabajador extranjero, pero no es su responsabilidad comprobar su autenticidad, además exentaba a los patrones con tres o menos trabajadores. Este mecanismo de control migratorio se ve modificado también por una nueva figura intermediaria entre el empleador y el trabajador: el contratista. Es a los contratistas a quienes se les transfiere la responsabilidad de verificar que los trabajadores presenten su número de seguridad social. Estas medidas, entre otras, derivan en dos principales consecuencias: primero, en la falsificación masiva de documentos o de números de seguro social (que se obtenían por 50 o 100 dólares) y, segundo, en el desplazamiento laboral del trabajador agricultor hacia el área de servicios, una vez obtenida la green card.
El resultado del IRCA fue el aumento del no retorno (aumentan los costos del viaje, del coyote, del riesgo y de la violencia) y el incremento de trabajadores “irregulares”, hasta el día de hoy con más de 11 millones de “indocumentados”. Para el año 2007 había en Estados Unidos un exceso de mano de obra con respecto a su crecimiento económico, trabajadores ya no solamente de México, sino también de Centroamérica (Guatemala, El Salvador y Honduras, principalmente).
Al respecto de la Reforma, Reagan pronunciaba en sus discursos: “Perdimos el control de la frontera”, aunque dicho control no existía en esa época de la forma en la que actualmente lo presenciamos. Y, así mismo, diversos grupos conservadores de la sociedad estadunidense denominaban a la migración una “invasión silenciosa”, por tanto un peligro para la seguridad nacional. Asimismo, el tráfico de narcóticos y el terrorismo fueron –y han sido- las justificaciones predilectas para criminalizar a los migrantes. En este sentido, hasta 1993, durante el gobierno de Bill Clinton, comenzó la “recuperación” del “control de la frontera”, conforme la migración fue “afectando” a diferentes estados: en 1993, Operación Bloqueo (Blockade o Hold the Line) en El Paso, Texas; en 1994, Operación Guardián (Gatekeeper), en San Diego-Tijuana y Safeguard, en Arizona; en 1997, Operación Río Grande, en Brownsville, Texas, entre otras, hasta la Ley SB1070 en Arizona, en 2010, la declarada Guerra Antiinmigrante.
Con la Ley de Reforma a la Inmigración Ilegal y la Responsabilidad del Migrante de 1996 (iirira, por sus siglas en inglés), se restringió drásticamente el acceso a los migrantes legales e ilegales en varios programas de bienestar social, lo que propició un aumento sin precedentes en el número de naturalizaciones de inmigrantes que buscaban proteger su acceso a estos servicios. En este sentido, el aumento de la seguridad fronteriza dio un nuevo giro después de los atentados del 11 de septiembre de 2001. Con ello la migración a los Estados Unidos se convirtió en un asunto de seguridad nacional responsable del actual régimen de deportaciones que se vive.

Sin embargo, dada la dependencia del sistema económico mundial y, por ende, de los empleadores, de mano de obra barata y/o irregular para su funcionamiento, reproducción y perpetuación, supone una necesidad de importación constante de trabajadores para la agricultura. En este caso, del imperialismo estadunidense, de su área de influencia más cercana: México y algunos países de Centroamérica.
Colectivo Caminos Solidarios MX
3 de julio de 2013


Fuentes:
Alarcón, Rafael, 2011, “U.S Immigration Policy and the Mobility of Mexicans (1882-2005)”, Migraciones Internacionales, Tijuana, El Colegio de la Frontera Norte, vol. 6, núm.1, enero-junio, pp.185-218.
Cornelius, Wayne, 2001a, “Death at the Border: Efficacy and Unintended Consequences of U.S. Immigration Control Policy”, Population and Development Review, Paul Demeny and Geeoffrey McNicoll, vol.27, núm.4, diciembre, pp.661-685.
Durand, Jorge, “Reforma migratoria en tiempos de crisis”, Sesión Inaugural del Seminario Permanente de Migración Internacional (SEPMIG), 11 de marzo del 2013, El Colegio de la Frontera Norte (El COLEF), Tijuana, B. C. en http://www.youtube.com/watch?v=3kpHfXTBmBQ&list=PL6MJBd6DK54G1IYtx6uvoIV0RWtyV3xd_&index=1 (consultado el 2 de julio de 2013).
______, 2001b, “Muerte en la frontera”, Este País, México, núm.119, febrero, pp. 2-18, en http://estepais.com/site/?p=24592 (consultado el 4 de marzo de 2012).
Ley Simpson-Rodino. Inicio de los programas de regularización migratoria, en http://www.mmh.org.mx/nav/node/696  (consultado el 2 de julio de 2013).
Cancino, Jorge. Los posibles escenarios de Reforma Migratoria. Univisión. http://noticias.univision.com/inmigracion/reforma-migrato                   


[1] Este sistema es similar al ident, implementado por el Departamento de Seguridad Nacional a mediados del 2005, y que  pretendía fotografiar a cada inmigrante ilegal que era aprehendido y su foto,  huellas digitales y otros datos personales, y se incorporaban a una base de datos, para detectar a aquellos que intentaran cruzar de nuevo la frontera, especialmente aquellos con antecedentes criminales. 

CAMINOS SOLIDARIOS MX


MOVILIZANDO SUEÑOS, DERRUMBANDO FRONTERAS
MURO Playas de Tijuana/San Diego. Friendship Park
Y todos los lugares posibles
Domingo 28 de julio del 2013, 11:00h

Hermanxs:
Somos los Soñadores, somos quienes llegamos a Estados Unidos junto a nuestros padres, en busca de un futuro mejor. No nacimos en Estados Unidos, cruzamos la frontera junto a nuestros padres, hemos crecido, estudiado y trabajado en ese país, a pesar de vivir como “ilegales”. Nos llaman los Dreamers,  porque nuestra propuesta de ley fue nombrada Acta del Sueño (Dream Act). Esta ha sido nuestra lucha por obtener una residencia temporal, por una acción diferida o permiso de trabajo por dos años, renovable, por una green card o permiso legal para trabajar, por algún día obtener la ciudadanía, por no ser deportados. Porque crecimos aquí y es aquí donde hemos luchado por nuestros derechos y los de todos los migrantes en este país.
Por los más de 11 millones de indocumentados latinos. Porque nuestro corazón también en nuestro lugar de origen, en nuestra historia. Porque no queremos más fronteras que separen a nuestras familias. Somos más de dos millones de jóvenes luchando en Estados Unidos, somos la Alianza de Justicia de Jóvenes Migrantes de California (CIYJA). Somos los jornaleros, los agricultores, los lavaplatos, los cocineros, los carwasheros, somos los beaners, los wetback, los alliens. Somos los Deportados, las madres, los padres, los hijos. Somos Los Otros Dreamers. Somos los forzados a retornar por ser indocumentados, “Ilegales” en Estados Unidos. Sin contactos, sin casa, sin comida y sin condiciones políticas y culturales para vivir, continuar estudiando o trabajando, en varios casos sin conocer el idioma español. Ahora no somos “ni de aquí, ni de allá”.
Somos quienes podríamos habernos beneficiado de una reforma migratoria y el gobierno estadunidense decidió impedirlo. Somos a quienes el gobierno mexicano no reconoce como parte de su responsabilidad. Somos a quienes la política migratoria estadunidense separó de nuestra familia, de nuestros hijos, hijas, hermanos, padres y amigos. Somos los migrantes en Tránsito por México, quienes venimos arriesgando nuestra vida desde algún país de Centroamérica. Somos los invisibles, a quienes la sociedad civil protege de las acciones negativas de los gobiernos. Somos a quienes se les ha negado la vida en su lugar de nacimiento, a quienes se les ha orillado a partir y arriesgarse a morir en el trayecto. Somos los secuestrados y extorsionados para dejarnos seguir nuestro camino. Somos los Desaparecidos, sus madres y familias. Somos las mujeres y los niños migrantes, los vulnerables. Somos los mutilados, no solamente de nuestro cuerpo por caer del tren, nos han mutilado nuestra familia. Pero NO NUESTROS SUEÑOS.
Somos quienes queremos luchar juntos: organizaciones, colectivos o individuos, somos las mismas personas que soñamos y luchamos porque algo sea mejor. Somos un pariente y un amigo, lejano o cercano, un vecino, un conocido, somos cualquiera que pueda seguir soñando. Somos tú volviendo a soñar, luchando por realizar tus sueños y ayudando a otros en el mismo camino.  

Queremos:
*      Ser miles quienes levantamos la voz contra lo que significa esta Reforma Migratoria.
*      Sensibilizar e informar a la población, en ambos lados de la frontera, sobre los problemas de las personas en situación migratoria indocumentada.
*      Generar vínculos de cooperación entre colectivos, organizaciones e instituciones interesadas en las problemáticas que atañen al fenómeno migratorio en América.  
*      Dar a conocer la lucha de los DREAMERS en EU, así como la serie de peticiones surgidas para empujar la Reforma Migratoria. Asimismo, conocer la repercusión de las deportaciones realizadas por las autoridades migratorias estadounidenses a México, por ejemplo: la configuración de los denominados “Los Otros DREAMERS” (jóvenes deportados).
*      Expresar a través de actividades artísticas los sentires de las experiencias migratorias y respecto a las fronteras: testimonios, teatro, poesía, música.
Acciones de apoyo
*      Asiste al evento MOVILIZANDO SUEÑOS, DERRUMBANDO FRONTERAS, invita a otros y/o difunde.
*      Participa con tu testimonio sobre tu experiencia migratoria o la de tu pariente o amigo, con un poema, con tu obra de teatro, con música, con cualquier expresión artística que desees colocar en el muro fronterizo, o bien, documentando.
*      Organiza actividades eco desde tu comunidad, el mismo día, a la misma hora, documenta en fotografía y video, invita a medios de comunicación a transmitir o envíanos tu material para transmitirlo.
*      Escribe tu testimonio y envíanos lo que te gustaría compartir.
*      En cualquier parte del camino, sé solidario con nosotros, los migrantes.
*      Nuestro llamado a los medios libres: apóyanos con transmisiones o recopilación de fotos, audio o video de los eventos que se generen ese día, ustedes son los expertos. Además de formular, si gustan, posicionamientos de apoyo al evento o respecto a la Reforma Migratoria.

California Immigrant Youth Justice Alliance (CIYJA) – Colectivo Caminos Solidarios MX

Contacto
Colectivo Caminos Solidarios MX

Correo: solidarioscaminos@outlook.com 


martes, 24 de julio de 2012

Cruzar la frontera: el coyote





De las últimas veces que pasé por el cerro, la última vez… me he aventado unas perreadas (sic) en el cerro que te quedas lloviendo, mojado, nevando y tú ahí como los pájaros, bien mojao (sic) y aquél frillazo (sic), en la noche y es una pinche perreada que se da uno… Pero la última vez que pasé por el cerro, pasé por Tecate. Esa vez que pasé por el cerro, pasé y venían dos niños, uno como de tres años, que traía una muchacha, venía como con su tía y cuando pasamos ‘taba haciendo mucho frío y luego venía el niño llorando y la migra ahí en cortito, tu sabes esas cosas que salen en las películas pues, que cállate, le tapa uno hasta el hocico al chiquillo pues, y luego venía un niño como de dos, tres años, pero ya no podía caminar porque caminamos toda la noche y yo le ayudaba a la muchacha pues, así entre todos, pero luego le venía yo ayudando más, luego agarraba a uno o al otro o nos lo turniabamos (sic), pero al niño de tres años, entre por el cerro pues, me lo subí aquí, en el gogote (sic), me lo subía en el gogote y llegó un tiempo en que se venía miando (sic) y yo lo tenía así en mi gogote y todo así bien moja’o, todo así pues, de que se venía miando por el frío que estaba haciendo, porque estaba haciendo un frillazo pero caminando no se siente, nomás te parabas tantito y el frío… y venía caminando así pues, caminamos toda la noche, como de las seis de la tarde a las seis de la mañana y en la mañana el coyote ya andaba perdido, no sabía dónde estaba, que no sabía ‘onde estaba el levantón, y te digo que yo me traje a un primo hermano, pero yo ya estaba pues corretea’o, como yo ya había pasa’o, ya yo le decía no te arrimes a la bolita, yo lo aprendí de los mismos coyotes. Cuando están dos coyotes uno está en la bola y uno se separa, y yo pus yo le decía a mi primo “no te arrimes con la bolita, tú sepárate, separado pero viéndolo, viéndolo, viéndolo, no lo pierdas nunca de vista” y lo mismo le decía “cuando yo corra tu corres, yo voy a correr cuando corra el coyote, cuando yo corra tú córrele” y a última hora, en la mañana que el coyote “¿qué pasó?” –“no pus ya no sé, hay que regresarnos que nos agarre la migra”, pero ya estábamos acá adentro, andábamos ya acá adentro, ya toda la noche y le digo “no pus ya estamos acá adentro”, pasamos hasta había ranchitos, había como una casita ahí, allá otro ranchito y así, muy esporádicos, y ya andábamos por los ranchitos, los perros nos ladraban y yo le dije “ira” dijo él “en el freeway 92 y el freyhood”, algo así, ahí es ‘onde iba a estar el levantón y le dije “ira, alguien que se salga de todos y que vaya a preguntar a los ranchitos”, estábamos escondidos entre los huizaches, ya estaba amaneciendo, “vaya a preguntar a los ranchitos ‘onde está ese freeway” y había un ranchito pero era como de americanos y ya le digo pus alguien vaya ahí y miramos así a lo retiradito y a última hora no sabían inglés nadie, yo tampoco pero ahí voy pues de… yo era el que sabía más inglés, te estoy hablando de hace como unos siete años, y ya que voy y que le digo a los americanos “hey, ando buscando esta dirección” y que me mandan a la chingada, me querían hasta echar los perros, me acuerdo que eran como tipo Minuteman, que no querían a los mexicanos y que me empiezan hasta a decir groserías, “ok, ok”, ya que me les quito de ahí, y que me voy y luego venía una vens [van] por la terracería y que la paro, una Aerostar, y que la paro y que baja así el vidrio… y era un migra el que venía ahí… con su uniforme y todo, era un migra joven y ya me dice “¿pa’ ‘onde vas?”, él como que acababa de salir de trabajar y venía como pa’ su casa y dijo “¿pa’ ‘onde vas?”, y le dije “voy pa’… pa’  Los Ángeles”, y dijo “¿tienes papeles?”, le dije “no, no tengo papeles, pero mi esposa y mis hijos, mi esposa es ya residente y mis hijos son nacidos aquí, yo ando de vacaciones”, y él ya dijo “¡Okay!”, pero ya le dije “andaba buscando el 92 y el Freyhood,  dijo “ese está pa’ allá, ya se lo pasaron” y ya nos habíamos pasado, el levantón es ondi (sic) llegas, te escondes y llega un carro y te subes y ‘ámonos. Ya habíamos pasado el levantón y ya le dije vámonos al levantón y ya nos escondemos y en la noche hablas por teléfono y eso, pa’ que nos levanten pues, y ya nos regresamos todos pa’tras pero cerquitas de la terracería, pero yo y mi primo con distancia y la bolita así pero nosotros nomás siguiéndolos, nomás le dije al coyote y él era el que iba con ellos y sí, que nos llega la migra, pero nosotros teníamos espacio, como de aquí casi al carrillo aquél, así los íbamos nomás tanteando, que les llega la migra ahí en la terracería, run que se baja en chinga y que los pone a todos ahí “hey, quietos, quietos, todos sentaos” y yo y mi primo los miramos de acá y como había como huizaches, hicimos así y pero corriendo, caminando así pues ajorobaos (sic) y corriendo entre la pinche huizachera pa perdérnoles, y sí que nos les perdemos y ya nomás miramos a lo lejos que los subieron y se los llevaron a todos y a mí y a mi primo no. Y que llego con una americana, que me la encuentro ahí afuera como de un ranchito, le digo “hey, vengo pues pasando, quiero ir para Phoenix, Arizona, llévame y te pago”, dijo “voy a trabajar”, le dije “llévame yo te pago más de lo que vas a ganar hoy en el día”, le dije “¿cuánto vas a ganar?”, me dijo “ no pues qué, unos casi 100 dólares”, le dije “yo te pago 500 dólares, llévame a Phoenix” le dije “te pago 600 dólares, llévame a Phoenix”, pero ya pa’ eso te estoy diciendo que ya cobraban la pasada como unos 1000 dólares, ‘taba hasta bien pa’ mí si me cobrara eso, y ya me dijo “’ira, voy a ir a trabajar y cuando venga yo te voy a llevar”, dije “okay” y ya. Había unas trailas (sic) viejas así ahí como abandonadas, como tipo Morohopper ya todas descarchaladas ahí, me dijo “corre, escóndete ahí, corre pues, espérame, como a las 5:00 yo regreso del trabajo y ya hablamos bien”, -“okay”, y ya que me quedo ahí con mi primo, que me voy, que nos dormimos, nos comimos las galletillas y eso que traía uno, ya le dije… porque hay que racionar todo el tiempo la comida, pues uno nunca sabe de eso… es una película… y luego ya como a las 5:00, ahí tanteaba uno en el sol qué horas eran, ya que me salgo, le dije a mi primo pos ‘orita vengo voy ir a ver, me voy al ranchito y ya que estaba ahí un vato, un gabacho, le dije “vengo a buscar a la muchacha, no me acuerdo su nombre”, me dijo “ella me habló de ti, yo te voy a llevar pa allá”, le dije “okay”, dice “orita vamos ir y te voy a esconder ahí cerquitas como del pueblo” y ya que vamos y que me esconde en una casa abandonada y que me agarran a pedradas unos gabachillos y que nos agarran a pedradas y que les digo “hey!, what’s up eh?” y que les digo “nosotros nomas andamos aquí, andamos de paso”, dijo “es que viene mucha gente y destruye aquí y la chingada”, eran unos morrillos como de unos 15, 18 años, que les digo “mejor cómprense unas cervezas”, que les doy como unos 10 dólares, dijo “okay, no hay pedo” le dije yo nomas estoy aquí, van a venir a recogernos ahorita, nosotros no venimos aquí a destruir la casa esa abandonada, -“okay” y ya que nos quedamos y llegó el gabacho y dijo “está bien caliente ‘orita la pasada, no podemos pasar, los voy a llevar a otra casa”, nos quería llevar a otra casa abandonada porque le dije aquí nos agarraron a pedradas, le dije “mejor métenos al pueblo”, estaba de ahí como a 15 minutos de ahí el pueblo, es como unas rancherías, casitas pues, bájanos ahí más bien a la ciudad, ahí se llama Sierra Vista, bájanos allá pa’ llevarnos a un hotel y ahí te esperamos, mañana vamos a pasar en la mañana, bájanos ahí y dijo, “pero ustedes no pueden estar ahí”, “que sí” le dije “tu llévame al hotel y yo agarro cuarto”, dijo “no, no pueden”, le dije “sí puedo, yo tengo tarjeta de crédito y todo”, dijo “oh, ¿tienes?” le dije “sí, nomás llévame ahí” y ya que me lleva y ya dijo “pus en la mañana vengo”, le dije “okay”, no me acuerdo si le dije “pero vienen, mira…”, no sé si 20 o 40 dólares le di, le dije “pa’ que eches gas y vengas por nosotros aquí” y esperamos porque él era nuestra esperanza pues. Y en la mañana le hablé y me daba pretextos y pretextos… y por fin y que “orita” y que “orita” y que “ya voy”… y no llegó. No me acuerdo si después me habló y me dijo no se pudo y no pudo o mañana en la mañana. Nos quedamos ahí, ya teníamos pagado el hotel. En la mañana le hablé y también puros pretextos y que bajo a la recepción del hotel y que le digo “hey, dame otro cuarto, me voy a cambiar y no quiero que des información de mí”, porque pues yo ya sé cómo está aquí la cosa y ya que me da otro cuarto que nos cambiamos a otro cuarto con mi primo y ahí ordenaba comida así por teléfono, comida china y todo ahí bien comiditos y no llegó y que me contacto con el coyote, con los que me conectar pues ahí, que me contacto, tenía su teléfono y que les hablo, le digo “hey, se los llevó la migra a los otros, nosotros estamos aquí, estoy yo ya acá adentro, aquí en el hotel en Sierra Vista y hasta le dije “yo me voy con ustedes pero denme una rebaja porque yo ya estoy acá adentro, ya a todos los demás los agarraron” dijo “okay, ‘orita”, y luego dijo “pero no vamos a poder ora”, le dije “no, pos yo ya tengo que entregar el cuarto porque no tengo dinero”, pero sí tenía dinero, y dijo “okay, ‘orita mando pagarles el cuarto pa’ que me esperen y mañana van a pasar por ustedes, ‘orita no va haber chanza de que los pasen pero ahí espérenme” y que manda pagar el cuarto y hasta comida nos dio y ya que nos quedamos ahí, y sí pasaron luego ya por nosotros, como a las 7:00 de la noche y nos llevaron otra vez al cerro, nos juntaron con unos que ya tenían como tres días en el cerro, les llevaba galletas y agua y hasta se peleaban por ellos porque andaban bien hambrientos, ya de tres días estando en el cerro y con frío y todo y ahí pues desesperados pa’ comerse las cosas, pero nosotros bien descansaditos, pos cobijaos, comiendo y todo, andabanos (sic) bien, y ‘taba como la migra ‘ta como en San Clemente, damos vuelta así que sales adelante a la migra, íbamos un montón y llevaron tres carros y el carro que nos tocó a nosotros era un carro chocao bien viejo, es en el que nos subimos yo y mi primo verda’, los otros eran seminuevos, los carros, y ahí tienes que la migra, ahí en esa hay como una U turn, así una vuelta en U, y ahí vienen, como van pa’ allá pero se dan la vuelta en la U turn y se regresan y se levanta la gente y se vienen, entonces ahí los subieron en ese carro choca’o, viejo y a los otros que se fueron en los otros carros que miramos que la migra que les echa las luces a los primeros y luego a los segundos y luego a nosotros. Al primero le echó la migra las luces y los sacó del camino pa’ levantarlos pues y luego que se nos pone un migra atrás de nosotros y levantaba las altas y las bajas, ya ves el espejo y lo echan así, echan las luces ahí se mira como pa’ atrás, pero el coyote lo levantó pa’ arriba, el espejo, ya sabía pues, levantó el espejo pa’ arriba y no podía mirar nada y venía manejando bien y a la velocidad y le echaba luces así, altas y bajas pero como pa’ mirar en los espejos, en el espejo ese en el retrovisor y a última hora siguió a su velocidad del lente pues que venía y se hizo así [imita ruido de la velocidad de la patrulla], que nos pasa, y al otro, al segundo… ya habían parado uno, al segundo carro que lo detienen, que lo orilla también ese migra que nos estaba echando luces a nosotros, que lo detienen y ahí vamos, y ahí vamos, porque de ahí es un pedazo pues pa’ llegar hasta acá hasta Tucson, Phoenix, Arizona, y a última hora ya que llegamos ahí a… ‘tovia de Tucson pa’ acá hay migra hasta Casas Grandes, como unas 40 millas, en ese pedazo hay migra, ya de Casas grandes pa’ acá ya no y ahí yo me acuerdo que el coyote decía “llegando a Casas Grandes ya de ahí pa’ allá no hay migra” y llegamos a Casas Grandes, llegamos ahí a Phoenix y ya estuvo. Ya en Phoenix nomás le decía al coyote “vamos al banco, te pago, pero me llevas al aeropuerto” y me llevó al aeropuerto en Phoenix, Arizona, y me llevó al aeropuerto y me metí al lugar donde rentaban carros y nomás así hablando inglés, uno como si nada pues, cambiadillo más o menos, hablando puro inglés y ya me rentaba un carro y salía con carro del año ahí y le daba pa’ Las Vegas, pus ya me sé el camino pues, ya he ido muchas veces, bueno, como unas cinco veces he pasado por ese, porque hay otra revisión acá en Blair se llama, eso es la frontera de Arizona y California, ahí se pone la migra en Blair. Ahí agarraron a mi hermano, fue con mi cuñada a un paseo, ahí hay un río, está la división de California y fueron a la marketa (sic) y ahí en la marketa que los atoran a todos ahí, que se los llevan pa Tijuana a los dos, por ir al paseo pa’ allá. Y yo pa’ no pasar por ahí, de Phoenix, Arizona, se va uno por el freeway 17, luego por el 41, se baja uno en una callecita, se llama la Carefree, ya me conozco pues ese camino, yo y el Toño [cuñado] lo recorrimos una vez que nos aventaron así, le dije nosotros nos vamos y nos cambiamos y que rentamos un pinche carro y le pegamos por allá y miramos, preguntamos y esto y sí llegamos, llegas allá a Las Vegas por el lado de atrás. Hay una presa termoeléctrica que se llama Downhoover, es una presa termoeléctrica, hasta en el mapa la mira uno, ahí ‘ta bien bonito, y llegamos ahí, pero ya desde que vienes pus ya no hay tanto problema, ya se viene uno… das más vuelta pues porque te vienes… de Arizona pasas a Nevada por el lado de atrás y ya bajas pa’ acá pa’ California, es más vuelta porque por aquí por el freeway 10 son como unas seis horas, por decir, cinco horas de aquí a Phoenix y por ahí haz de cuenta si tan solo a Las Vegas es el tiempo que te haces a Phoenix, o sea que es como más de doble vuelta por allá, como tres veces pues, pero es seguro más el chingadazo por allá, si ya la tiene uno abajo no puede uno arriesgar acá arriba, ahí no es seguro que pase uno, es mucha seguridad pero mejor seguro. Y ya te digo que nos venimos por allá con mi primo, ya nomás nos llevó un jotito (sic) allá al aeropuerto y andaba ya hasta desespera’o, ya cuando le digo, ya sabes como soy de bocón, “ya vete a chingar tu madre pinche puto, al cabo ya estamos aquí” porque ya estaba desespera’o. Ya que nos vamos al parqueadero, traía las llaves del carro, era un carro nuevo, que lo agarro y vámonos, hasta Los Ángeles. Pero sí le perrea uno, nos tardamos como una semana pa’ pasar, en todo el tiempo, que esto, que lo otro, que ‘pérate, que esto, que lo otro, que de aquí a allí y luego de allí a allá, y luego de allí de allá y acá, y suerte. Pero a todos atoraron, bueno primero a los que venían con nosotros, veníamos como quince, había otros dos muchachos que se separaron, que se fueron de ahí ellos, dijeron “vámonos”, y yo seguí con la bolita pero con distancia, pero en esa pasada ponle que agarraron a 30, antes de nosotros pues, fuimos de los suertudos. Pero ya cuando sabe uno, ya yo me sabía el camino, ya nomás allá a Phoenix, Arizona es más barato que pa’ acá pa’ Los Ángeles, entonces yo ya siempre decía pásenme a Phoenix o a Tucson también, aunque tenía que recorrer 40 millas. Una vez renté un carro aquí porque a mi hermano le dije “nomas que te traigan a Tucson y ahí yo voy por ti”, y sí, que me rento un carro aquí y que llego allá por mi hermano, que me voy hasta Tucson Arizona, nomás que venía con un greñero y todo y pa’ traer uno el carro debe venir uno así más o menos, eso es bien importante cuando viene uno aquí, no puedes venir mugroso, que te vean todo zarrapastroso, pues de desvela’o o así, si me entiendes, porque los migras están en la orilla del freeway, y aparte no es freeway es así como carreterita chiquita pues que te pueden ver, como aquí se ponga un placa y te ve cuando pasas, te ve el semblante y todo y hispano y qué anda haciendo por allá pues.

[Hombre migrante, primera generación]





Cruzar la frontera: la migra




El trayecto de cruzar la frontera se compone de diversos elementos, en primer lugar el coyote y la migra. Estos personajes son los referentes que articulan en todo momento el relato. El pollero representa la “esperanza”, como lo nombró uno de los interlocutores, por ello es en quien se concentra la mayor parte de la acción del cruce. El migrante se enfoca en el coyote o pollero al reconocer si era confiable o no, si supo elegir los caminos y estrategias adecuados. Los atributos que el migrante encuentra en la migra también son diversos, pero constantes, como los puntos de la frontera en los que se enfrentó con ésta, en cómo la enfrentó, si llevaban camionetas, motos, caballos o helicóptero o si lo detuvo o lo dejó ahí.

Cruzar la frontera se compone del espacio y del tiempo, del previo, del trayecto y del posterior. De cómo contactó al coyote, si lo ayudó algún familiar. De si tuvo que cruzar por el cerro, por el desierto o por agua y en cuantos días logró llegar hasta su lugar de destino.

En sus narrativas influyen si partió en camión, tren o avión, si cruzó a pie o en carro. De los obstáculos que tuvo que superar y de la ayuda. La ayuda es lo más importante para el migrante. Además de contar con un buen coyote y evadir a la migra: si tuvo que brincar un alambre, correr, racionar la comida, el agua, resguardarse del frío, la lluvia, la nieve o de animales ponzoñosos e incluso si en la oscuridad la luz de la luna lo ayudó a sobrevivir. De si iba solo o con algún pariente, si tuvo que ayudar a alguien más o si alguien lo ayudó, si lo abandonó el coyote, si se escapó del coyote para sobrevivir o para no pagar, si la migra lo detuvo o si lo dejó seguir y si algún gringo o gringa lo ayudó o le complicó la llegada a su destino y de si alguien lo esperaba al llegar a EU. Todo ello acompañado de la ayuda de Dios y de la suerte. Pero además del coyote, el migrante se guía de su instinto y de su experiencia.





Una vez por Tijuana me agarró tres veces [la migra]. Fui una vez por mis hermanos, me agarró tres veces. Y una vez me sacó hasta los del helicóptero, el Army, no le queríamos salir de un ramerío que estábamos y nomás le hacía así [imitando el sonido de la hélice], sentía que me pegaban las aspas en la cabeza… pero ya habíamos caminado también toda la noche. Es más, esa agarrada, por esa agarrada no he arreglado, porque esa vez que me sacó el helicóptero, ese güey fue del Army, por esa pinche agarrada de ese puto helicóptero. Es que sabes qué, se tiene uno que camuflar uno bien entre todos los palos y esos miran desde arriba pues, tiene uno que taparse con hojas, tiene uno que ser muy colmillo […] Es que ya saben pues, se van ubicando por coordenadas, todo eso. Y me agarró la migra esa vez ahí y por esa vez también no pude arreglar porque esa es en el año en que no tenía que haberme agarrado y me agarraron.

Otra vez me agarraron en San Isidro, también el pinche migra me brincó encima porque no me alcanzaba […] Me agarró el güey ahí por un alambre ‘onde iba a perder segundos yo ahí en la subida, que me agarra y que me cai (sic) encima el hijo de la chingada, se me salió el zapato esa vez. Y otra vez, no me alcanzaban los migras ahí en San Diego, me acuerdo ahí por la playa […] Se nos apareció la pinche migra ahí en San Diego, no me podían a garrar y como ya habían agarrado a mi amigo, un migra andaba enojado el güey porque no me podía alcanzar y me dijo “tú eres el conejo”, ¡pun! [poniendo un puño en su pecho] que me agarra así, estábamos así parados “you are the rabbit” pues así que me dice “¿tú eres el conejo verda?” que me hace así, ¡pun!, un pinche putazote aquí ira así en el pecho que me aventó pa’tras, porque no me podía agarrar, son hijos de su puta madre.

[hombre migrante, primera generación]


lunes, 16 de julio de 2012

Se me cayó mi ilusión que yo tenía del sueño americano




-Cuando recién llegaste aquí a Estados Unidos, ¿cómo te sentías?
Migrante 1 -Pues se siente uno pa’ la chingada, quiere uno llorar, en verdad, porque cuando llegas, ‘ira, no conoces aquí a nadie o conoces por decir así nomás a don Ramón [su suegro] y a sus hijos. Pero a mí que me gustaba la movilidad… y aquí a qué ¿a qué le tiro? No conozco a nadie, nada. 'Tonces, y saber que pos eso es lo que yo andaba buscando, pero no le encuentras pues el gusto, nomás que estás acá.

Migrante 2 -…cuando veníamos en el freeway, en el 5, pues yo buscaba las luces, los edificios… “oye, prima, y d’onta el gabacho”, “¿el gabacho?, primo, este es el gabacho, ¡ya la hicistes!” (sic), “no manches prima ¿éste es el gabacho?”, “sí, güey, este es el gabacho, ‘orita vamos a pasar por Disneylandia” y… “no manches, ¿esto es Disneylandia?” ya bien ñero ¿no?, ya sabes, ya se me había olvidado el susto, pero ya después empecé a reaccionar y dije “¿arriesgué mi vida por esta madre?, ¿por ese sueño de aquellos, de mis amigos que me decían que el gabacho?” si todo esto lo tengo en el DF, las luces, Reino Aventura, lo que ahora conocemos nosotros allá en el DF como Six Flags, yo decía “¿qué hay de gabacho aquí?”. Y me dice mi prima, “no, espérate, más para allá, donde vas a ver cómo vivimos”… Yo la verdad estaba a ciegas porque yo me imaginaba las casas diferente y yo le decía “prima, ¿ya vamos a llegar?”, “ya, ya mero, mira estas son las carreteras, se llaman freeways”, “no manches, están más chidas allá que aquí, o sea se me cayó mi ilusión que yo tenía del sueño americano, se me cayó hasta el suelo, o sea lo que van y te dicen, eso es mentira y la verdad yo siempre lo he dicho, no es que me enorgullezca de mi país o del DF, de donde soy, pero la verdad el DF no le pide nada a California, nada le pide…

Mujer migrante 1 -Era re feo, más porque llegamos a Michoacán y pues ahí en Michoacán puedes andar libre, para todos lados, puedes salir a donde tú quieras y cuando llegamos aquí pues sólo estábamos encerradas y no podíamos salir a ningún lado y si queríamos ir hasta a la tienda teníamos que ir en carro o alguien tenía que acompañarnos y así era todos los días y no me gustaba estar aquí, ya hasta después sí…Ya ahora que tengo a mis hijos, que ya puedo andar donde yo quiera y puedo hacer lo que yo quiera, ya me gusta estar aquí, más que en México.

Mujer migrante 2 -Pues no me dolió venirme de Michoacán para acá, yo me sentía muy contenta. Como esa misma semana fue mi mamá y nos registró en la escuela, aquí en la Highschool a Elvira [hermana mayor que ella] y a mí y a Raúl [hermano menor] en la Junior High, a la secundaria, y pues yo estaba emocionada ¿no?, un lugar nuevo, estaba sorprendida que nos daban de comer en la escuela, porque allá en México ¿qué te dan de comer? [risa] Yo decía “wow, te dan de comer aquí” y libros y todo te daban aquí y allá en México tienes que comprar todo. Y pues yo estaba muy contenta aprendiendo inglés… Lo que sí me dolió fue irme a Michoacán del DF, yo me acuerdo que íbamos todos llorando en el camión, de que nos íbamos y dejábamos a la familia, a los amigos, yo dije pues tal vez después regresamos, pero pues no, ya cuándo. Pero ya para estar acá pues ya fue diferente, porque ya… o sea no necesitábamos nada, aunque vivíamos ahí todos apretados y dormíamos todos juntos como sardinas, pero pues estábamos contentos porque sabíamos que estábamos con mi papá. Y sí pues gracias a Dios pues no nos faltó nada, estuvimos mucho mejor que en Santa Clara y pues ya estábamos en la escuela y mi papá trabajaba ahí en el edificio y pues yo en la escuela, me dediqué a estar en la escuela, estudiar, estudiar y hasta que se apareció mi marido, pero pues sí esa era mi meta, estudiar.

[Hombres y mujeres migrantes de primera generación y generación 1.25 -última]

Cuando íbamos llegando a San Clemente nos revisaron






Venía mi mamá y bueno toda la familia y cuando llegamos ahí a Tijuana mi papá nos dijo que teníamos que esperar ahí en la terminal por la gente que nos iba a pasar y llegó un muchacho que conocía a otros que pasaban sólo a San Isidro. Y nos dijeron a todos que teníamos que brincar sólo una barda de alambre y ya ahí estaba un restaurante y nos teníamos que meter y ahí nos recogían en carro y ya de ahí nos trajeron hasta acá a Los Ángeles, esa fue la más facilita, pasamos luego luego en esa noche.
La segunda vez que me pasé caminamos toda la santa noche en el cerro y de ahí llegamos a San Isidro también. Mi papá y Toño [su hermano] nos estaban esperando en el carro y nos trataron de pasar ellos en el carro, pero cuando íbamos llegando a San Clemente nos revisaron y vieron que no traíamos papeles y nos regresaron otra vez. Y luego mi papá nos comunicó con unos de aquí que son de El Platanal [del pueblo de origen de su padre], pero que ellos pasaban gente y llegaron por nosotros. Otra vez, nos trajeron toda la santa noche caminando y nos esperamos como dos días en una casa que había como unas… ¿qué serán? Como unas 50 personas ahí y todas dormimos así una tras de otra, tras de otra. Y ya en la mañana a mí me pasaron, venían dos señoras enfrente y a mí me pasaron así como abajo, donde ponen los pies, ahí me pusieron a mí, una cobija arriba y la señora que iba enfrente pues iba bien tapada así con muchas cobijas para que no se viera abajo y a mi mamá la metieron… abrieron como una cajuelita que traían abajo en la camioneta y la metieron ahí y ya hasta que llegamos aquí.

[mujer migrante, primera generación]


viernes, 22 de junio de 2012

Todos nos brincamos el alambrado




En 1989, tenía 17 años, un 19 de abril de 1989, pisamos tierra americana. Después de un largo y cansado viaje por carretera en autobús de Guadalajara a Tijuana, creo que fueron como dos días. Y llegamos a Tijuana, ya de ahí llegó mi papá, con dos carros, iban dos diferentes señores con los carros y llegó él, iba la esposa del otro señor, no me acuerdo ni cómo se llamaban y llegaron por nosotros y nos dejaron con un coyote que nos iba a cruzar, el brinco, decían, y tardamos tal vez como hora y media, dos horas cruzando. Recuerdo que nos brincaron un alambre. Venía mi mamá, mis hermanos, una prima y yo. Veníamos seis con el mismo coyote. Sólo nos traía a nosotros seis y creo que mi papá le había pagado el brinco y de este lado ya nos iban a esperar los señores que iban por nosotros en carros. Y brincamos un alambrado alto y entre Toño, Raúl [sus hermanos] y nosotros ayudamos a mi mamá y me acuerdo que la aventamos de las pompas pa’l otro lado y cayó del otro lado [risa] y se paró y ¡vámonos! Todos nos brincamos el alambrado, estaba roto, tenía un ahujero (sic) y por ahí nos brincamos todos y empezamos a caminar, siguiendo al señor, caminamos, caminamos, estaba noche, estaba oscuro, había un… como una carretera de un carril de ida y uno de venida y iban muy rápido, yo creo que era un freeway, no sé si era la entrada al freeway y nos lo pasamos corriendo porque venían carros. Y ya cuando estábamos del otro lado vimos un tren, entonces nos fuimos caminando así por la orillita del tren para que no nos vieran. Me acuerdo a lo lejos haber visto el cruce peatonal que hay ahí en la línea, se veía un montón de gente cruzando, se veía mucha luz, pero nosotros íbamos caminando pegaditos al tren, pegaditos, pegaditos, después nos pasamos debajo del tren, seguimos caminando un buen pedazo y después nos metió el señor a un McDonald’s y nos dijo “límpiense los pies, los zapatos, la cara” y este, como que nada pasó y el señor compró comida y nos dejó ahí sentados, ya después llegó mi papá con los dos carros ahí al estacionamiento del McDonald’s y ya ahí en el McDonald’s nos subimos. No recuerdo cómo nos dividieron en los carros, pero iba un carro, después dejaron pasar varios carros y después iba el otro carro y ya nos venimos para acá. Y venían con miedo de que todavía había otra revisión, la de San Clemente, pero como que iba otra persona más porque les iba echando aguas de que si estaban revisando o no y me acuerdo que dijeron que no estaban revisando y pasamos. Y así, hasta llegar a Los Ángeles, ahí en el edificio…

[Mujer migrante, generación 1.25]


jueves, 14 de junio de 2012

Nos llaman los pollos




...Y en Tijuana bajé a Tecate, entré por Tecate y en Tecate, íbamos como ocho personas, que les llaman los pollos ¿no?, nos llaman los pollos, y recuerdo que íbamos en un autobús hacia Tecate y nos dice el coyote “a mí no me conocen, ‘onde yo me baje ustedes más adelantito se bajan, a mí no me metan en sus broncas, no’más síganme”… me bajé en Tecate, caminamos como cuatro horas, nos bajamos y caminamos como cuatro horas en la terracería para las montañas y fue muy pesado esas cuatro horas porque yo dije bueno no creo aguantar tantas horas y todavía lo que falta, pero era el más cansado de todos yo, porque los otros eran este… pues no sé si estaban acostumbrados a caminar o los trabajos pesados, pero yo nunca estuve acostumbrado a los trabajos pesados y eso me cansó mucho. Y me vieron bien cansado y me decían “hey, pinche chilango, camínale, ¿ya te cansastes?”… pero el miedo de no regresarme esas cuatro horas y la ilusión de poder brincar a los Estados Unidos ¿no?, al gabacho, al sueño americano, eso me ayudaba a seguir adelante, a no caerme y pus la necesidad de mandarle a mi madre y mis hermanos, porque dependían de mí… Estuvimos… no pudimos cruzar, no pudimos cruzar esa noche, fue un lunes y nos quedamos ahí a dormir en las montañas, esperando que hicieran el cambio de migración a las 12:00 de la noche para ver si podíamos cruzar, pero como los desgraciados tienen un helicóptero, cada 20 minutos pasa por la frontera con una lucesota y no tienes que mirar hacia arriba porque los ojos te brillan y ahí saben que ahí están los pollos, los ilegales. Entonces ellos avisan aquí hay tantos y no cambian de guardia hasta que esos güeyes no se vayan, entonces duré una semana, una semana en las montañas y no cruzamos, no se menearon, hacían el cambio, pero lo hacían ahí mismo. De ocho pollos se fueron dos, porque ellos pensaban que ese coyote no servía, “no, tú no sirves, tú no sabes, otros ya nos hubieran cruzado”, y pus yo sin dinero me tenía que esperar ahí con ellos. Entonces, se le prende el foco al coyote y nos dice “hey, vámonos a la otra montaña, y en esa montaña nos vamos a quitar los zapatos y nos vamos a bajar los pantalones para que no queden las huellas de los dedos o de los tenis”, con el pantalón se quedaba más o menos la tierra al nivel, porque los de migración, cuando pisas quedan las huellas, y cuentan cuántos zapatos son y ya saben cuántas personas van, entonces cuando te bajas los pantalones el pantalón no te deja marcar bien los dedos del pie, ahí fue cuando pudimos cruzar, como a las dos de la mañana cruzamos. De ahí fue cuando comenzó lo más duro, caminamos de las dos de la mañana, llevábamos una semana ahí en las montañas, hasta el último se le ocurre a este güey subirnos a la otra montaña y cruzarnos así, pero pues ya te imaginarás, toda la semana… yo traía cuatro botellas de dos litros de coca-cola, cuatro en un morral y traía atún, traía bastantes latas de atún, pero como estuvimos esa semana pues casi nos las acabamos y a mí me quedó una, una lata y cuatro botellas, de esas cuatro botellas te dicen los coyotes “no tomes tanta agua porque después te va a hacer falta”, entonces te la tomas de a traguito, pero pues uno se confía porque dices “llevo cuatro botellas de dos litros”, dices “no, sí la hago”, pues empezamos a caminar, cruzamos, les ganamos a migración, caminamos, a las dos de la mañana cruzamos, les ganamos a las dos de la mañana. A las siete de la mañana ‘uta yo estaba cansadísimo, me ardían las piernas y apenas llevaba un día y conforme vas caminando pues el morral, con el cansancio, te pesan, las piernas te arden, los dedos se te empiezan a abrir de que estás camine, de que vas bajando, de que el pollo de enfrente va jalando las ramas y cuando él camina las ramas se regresan, entonces tienes que ir así, del otro güey que va enfrente, no te golpee con las ramas, con el miedo de que te vaya a salir una víbora y te pique y hasta ahí llegaste. El chiste es que llevábamos tres días caminando, yo me deshice de dos botellas de dos litros de coca-cola y me quedaron dos, las tiré porque ya no aguantaba el peso, yo decía “con este peso no voy a poder, no voy a poder, ya me están doliendo las piernas”, las tiré y seguimos caminando. Ves mucha ropa de hombres, ves cruces, ves mucha ropa interior de mujer, que dices chale, ves un chingo de ropa de mujer y les preguntas “hey, qué onda con esa ropa”, “no güey pus aquí se echaron a una muchacha güey o a una señora, mira hasta la ropa interior le quitaron” o sea dices chale, te llenas bastante de miedo por muchas cosas, porque no te vayan a asaltar en el cerro… Bueno pues ya casi iban a ser dos semanas y cuando iban a ser dos semanas llegamos a un punto donde nos salió migración y nos dicen que nos detengamos y todos corren, todos corrieron para su lugar, o sea para esconderse, entonces nos metemos en unos arbustos como con espinas, como unas ramas filosas y ahí ya no pudieron correr ellos, entonces nos reunimos “¿qué onda, a quién agarraron?” “no pus no sé, falta el otro guatemalteco y el salvadoreño… no pus aquí estamos todos”… en eso, estábamos esperando al coyote “híjole, ¿agarraron al coyote?, no pus no creo”, lo esperamos como seis horas ahí y pus yo ya nomás traía dos botellas pero una la traía ya a la mitad… dice uno, pues yo más o menos sé, vamos a seguirnos por acá, pues le hicimos caso y el coyote después de seis horas no llegó, caminamos, con mucha sed, cansancio, los dedos ya con grietas de sangre de caminar ya casi dos semanas, mal comido, con poquita agua porque pues te da miedo que te vayas a deshidratar, te da miedo que te vayas a quedar sin agua y luego qué haces… caminamos y yo presentía que el que nos estaba guiando estaba dando vueltas en círculo y como fui el que me atreví a decirle “hey, sabes qué, tú no sabes ni dónde estamos”, entonces empezó a ponerse agresivo y dijo “bueno, sabes qué chilango, tú no me sigas y el que me quiera seguir que me siga y el que no que cada quien agarre por su lado”… otro muchacho le dijo “no, yo sí te sigo, se ve que tú si sabes” y se fueron, se fueron dos y los otros dos muchachos “bueno, pues nosotros le vamos a dar por allá”, pero mi orgullo no me dejó decirles “sabes qué, yo tengo miedo, estoy solo y deja me voy con ustedes”… te estoy hablando de que los primeros que se fueron ya llevaban como una hora y media, dos horas de que se habían ido y me quedé sentado como a la una de la tarde y ese miedo, el orgullo que tenía no me dejó decirles “me voy con ustedes, no sean así”, les dije “sí, váyanse, se van a peder”, se fueron y como a la media hora me arrepentí porque me quedé solo en el cerro. Los empecé a buscar, les empecé a gritar y… nadie, nadie… si me escucharon no quisieron regresar por mí. Llegué a un momento en el que empiezas a regresar toda tu vida y dices chale, para qué me vine, para qué si allá estaba bien con mi mamá, por lo menos frijoles teníamos y aquí no sé si voy a sobrevivir, tengo un chingo de miedo, yo no sé andar en el campo, uno es de ciudad, uno nunca ha visto una pinche tarántula ahí cercas, una serpiente… con mucho miedo y empecé a gritar de desesperación “auxilio”, empecé a correr, disque yo a regresarme para ver si me encontraba migración, yo lo que quería es que me agarrara migración y cuál, no, ni la migración ni me escuchaban cuando yo decía auxilio, nadie, llorando...




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Tesis de Licenciatura en Historia de la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH): Desde el México de afuera. El migrante mexicano a través de la trova popular (1942-2008) by Cecilia Alcántara Ceja (2010) is licensed under a Creative Commons Atribución-No comercial-No Derivadas 2.5 México License.