miércoles, 30 de mayo de 2012

Llega un tiempo que ya quiere uno volar





Pasa de todo…

-¿Cuantas veces te pasaste?

Como unas ocho veces

-¿Desde los cuántos años?

Como desde los 20

-La primera vez ¿por qué te veniste?

Necesitamos enfocarnos en algo me vine la verdad por mi amor [risas]...

Pos ¿por qué se viene uno? Porque quiere uno volar ¿no?, llega un tiempo que ya quiere uno volar ya no quiere uno estar pos asi que nadie le diga nada, pero eso cuesta.

-¿Qué cuesta?

Cuesta aguantarse de muchas cosas, abstenerse de muchas cosas, privarse de muchas cosas, aunque en realidad lo que vale es como la libertad que tiene uno, pero son muchas cosas que tiene uno qué hacer, cocinarse, lavarse, de todo.

-¿Qué pasó la primera vez que te pasaste, por dónde pasaste?

Por Tijuana

-¿Y el coyote?

¿Quieres que te cuente mi primera pasada? Mi primera pasada… me pasó un coyote que me impacientó porque estábamos ahí en el departamento como unos tres 4 días y no nos pasaba pa acá y decía yo “a qué hora nos vamos ir y a qué hora nos vamos ir” y “mañana, alrato, en la noche” y le dije que qué pasó y dijo "ohh", así me tenía como tres días y que me le escapo, que me le brinco de un segundo piso hasta abajo, me le brinqué por la ventana del baño, que aviento mi chamarra pa abajo pero estaba alto, has de cuenta como allí mira, fíjate como es uno de atrevido, has mirao allá 'onde pongo la troca roja, hay garaje, y luego arriba por decir hay ventanitas, pero por el baño esta más arriba, porque ella estaba acá en la sala y no me le podía mover por ahí por la sala y que me voy al baño pero yo me traje mi mochila dije al cabo yo ya ni voy a venir pa acá pa México pues, que me traigo una mochila con muchas cosas, pa pasar tienes que venir prácticamente sin cosas, nomas tu chamarra o así depende el tiempo y yo dije no y traía todas mis cositas, mis recuerdos de México y todo, pinche mochilón, grandota, y que la aviento de allá, de ahí del ese hasta abajo y que me descuelgo y pun hasta amortiguar hasta abajo pues así, pero estaba alto, estaba altito pero pus tenia 20 años.


Y ya que me le escapo al coyote y que me voy y que le digo a otro, uno esta pues bien así, y que le digo a otro quiero ir pa Los Ángeles, a otro que me encontré ahí que me abordó, quiero ir pa Los Ángeles, porque ya iba yo pa afuera. Y le pasaron el cuarto a uno que tenia unos lentecillos chiquillos de esos como de John Lennon, de esos, y ahí le pasaban los de la migra y todo, pero ya aca adentro y ahí que me llega platicando, yo llegué a comer a un restaurant y me dijo uno no pos yo te consigo aquí en la linea un permiso, pero yo como no sabia, pues era primera vez que venía, le digo “cuánto cobra los permisos esos” me dijo “40 dólares los permisos”, pero yo no sabía como estaba pues el pedo, tons yo luego luego apenas acababa de comer, dos días, dos tres días que estaba ahí encerrao, y me dijo “dame 40 dolares y voy y te saco un permiso” y él traía una maletita con un pantalón, una camisa, me dijo ira aquí te dejo mi camisa pa que veas que voy a regresar, le dije pos uste es mi esperanza pero yo lo que quería era salirme pa afuera pa México y agarrar otro coyote y venirme con otro coyote que sí me llevar pa allá, pero ya estaba yo acá adentro y me fui y me dijo, espérame ahorita vengo en unos 20 minutos, y ahí lo esperé y estaba un señor que andaba ahí con él, dijo “no, el ahorita viene, ahorita te trae tu permiso, te van a traer tu permiso pa que pases acá San Clemente pa arriba pues, pal norte, pa Los Ángeles” y lo esperé y nunca llegó y el otro dijo “no, ahorita llega, yo voy a hacer un mandadito pero orita llega” y ya todavía le dije “uste lo va a mirar” –“si orita yo alratito lo voy a mirar” y ya me regresé, le dije al otro señor “no pus yo no quiero trai dos maletas, tenga al cabo uste se la da a él” –“si yo se la doy, orita lo voy a mirar”, dije ok, pa no traer dos maletas, yo aquí lo espero 'orita que venga con mi permiso y nunca llegó.

Y me encontré una vieja, que por cierto estaba bien güena, y me dijo… le empecé a contar la historia y me dijo “no pus ya te robaron”, pero… o no me acuerdo si fue una señora, me dijo yo tengo una prima, tia que te pasa y que me lleva con una muchacha bien guapetona, va pues, me dijo “pero no vas a poder llevar esa maleta”, le dije “no, pero son mis cosas” –“no no puedes llevar esa maleta, esa maleta te la van a llevar mis familiares, si ellos te la llevan ellos te van a ver allá en Los Ángeles, nomas cámbiate así” pus traía yo toda mi ropa de México y que me cambio la mejorcita que traía y que nos venimos en el bas [bus] y revisaban en San Clemente el bas, pero no estaban puestos, cuando pasamos, se sube la migra y nomas mira a la gente y yo con ella veníamos así como pareja y no, no se metió a la revisión ni nada, orita ya sé onde‘sta la revisión, ya se on'ta todo pues, pero no, 

Y se vino y llegamos acá a Santa Ana, a Los Ángeles y ya nomás que va a cobrar el dinero, que ahí Chelís [su actual cuñado] pues, que llega por mí, pero yo traía dinero, ya nomás le pagué allí, ya fue Chelís por mi, ya cuando vi a Chelís allá en el Downtown en Los Ángeles ya le dije a la muchacha “pos aquí traigo dinero”, ya que lo saco del zapato, pos los traía escondidos, ya que le pago lo del coyote y ya, ya estaba aquí en Los Estados Unidos. Pero me robaron, viste, 40 dólares y pos no sabía nada. Esa fue la primera vez que pasé.

miércoles, 23 de mayo de 2012

Border/Frontera: Cambio continuo




En esta época es notable la cantidad y ritmo acelerado de composiciones musicales sobre el ilegal, el mojado o espalda mojada, el ausente, el alambrado, el desterrado, el viajero, el paisano, el clandestino, el frijolero, el campesino, el deportado o el residente. Así como de la estación de trenes, del tren, de los rieles, del vagón, de la central camionera, del pasaje, del camión, del rancho, del pueblo, del terruño, de la sierra, de la finca de adobe o de las casas de madera. Y de tal forma, de la frontera, del norte, del paso, del puente, del Río Bravo, de la zanja, de la línea, del cerro y del desierto. Y luego viene la muralla, el muro, el gringo, el pollero o el coyote, la migra y las redadas. Al indocumentado lo acompañan los meses, la lejanía, la nostalgia, el recuerdo, el lamento, la tristeza, el llanto, la despedida, las cartas y siempre sus sueños. A veces termina en la jaula y otras en la tumba, aunque otras veces regresa a su tierra.
Es esta sección un espacio para la voz de los y las migrantes latinos en Estados Unidos. Se construye a partir de las experiencias compartidas, donde una servidora hace de intermediaria como observadora y presentadora, desde la frontera México-Estados Unidos. Desde Tijuana o Los Ángeles, estas letras de las experiencias, corridos y canciones atraviesan las fronteras para llegar a todos. 
Para todos todo
Por: Morgue Clandestina

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Tesis de Licenciatura en Historia de la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH): Desde el México de afuera. El migrante mexicano a través de la trova popular (1942-2008) by Cecilia Alcántara Ceja (2010) is licensed under a Creative Commons Atribución-No comercial-No Derivadas 2.5 México License.