Venía mi mamá y bueno toda la familia y cuando llegamos ahí
a Tijuana mi papá nos dijo que teníamos que esperar ahí en la terminal por la
gente que nos iba a pasar y llegó un muchacho que conocía a otros que pasaban
sólo a San Isidro. Y nos dijeron a todos que teníamos que brincar sólo una
barda de alambre y ya ahí estaba un restaurante y nos teníamos que meter y ahí
nos recogían en carro y ya de ahí nos trajeron hasta acá a Los Ángeles, esa fue
la más facilita, pasamos luego luego en esa noche.
La segunda vez que me pasé caminamos toda la santa noche en
el cerro y de ahí llegamos a San Isidro también. Mi papá y Toño [su hermano] nos
estaban esperando en el carro y nos trataron de pasar ellos en el carro, pero
cuando íbamos llegando a San Clemente nos revisaron y vieron que no traíamos
papeles y nos regresaron otra vez. Y luego mi papá nos comunicó con unos de
aquí que son de El Platanal [del pueblo de origen de su padre], pero que ellos
pasaban gente y llegaron por nosotros. Otra vez, nos trajeron toda la santa
noche caminando y nos esperamos como dos días en una casa que había como unas…
¿qué serán? Como unas 50 personas ahí y todas dormimos así una tras de otra,
tras de otra. Y ya en la mañana a mí me pasaron, venían dos señoras enfrente y
a mí me pasaron así como abajo, donde ponen los pies, ahí me pusieron a mí, una
cobija arriba y la señora que iba enfrente pues iba bien tapada así con muchas
cobijas para que no se viera abajo y a mi mamá la metieron… abrieron como una
cajuelita que traían abajo en la camioneta y la metieron ahí y ya hasta que
llegamos aquí.
[mujer migrante, primera generación]
No hay comentarios.:
Publicar un comentario