jueves, 14 de junio de 2012

Nos llaman los pollos




...Y en Tijuana bajé a Tecate, entré por Tecate y en Tecate, íbamos como ocho personas, que les llaman los pollos ¿no?, nos llaman los pollos, y recuerdo que íbamos en un autobús hacia Tecate y nos dice el coyote “a mí no me conocen, ‘onde yo me baje ustedes más adelantito se bajan, a mí no me metan en sus broncas, no’más síganme”… me bajé en Tecate, caminamos como cuatro horas, nos bajamos y caminamos como cuatro horas en la terracería para las montañas y fue muy pesado esas cuatro horas porque yo dije bueno no creo aguantar tantas horas y todavía lo que falta, pero era el más cansado de todos yo, porque los otros eran este… pues no sé si estaban acostumbrados a caminar o los trabajos pesados, pero yo nunca estuve acostumbrado a los trabajos pesados y eso me cansó mucho. Y me vieron bien cansado y me decían “hey, pinche chilango, camínale, ¿ya te cansastes?”… pero el miedo de no regresarme esas cuatro horas y la ilusión de poder brincar a los Estados Unidos ¿no?, al gabacho, al sueño americano, eso me ayudaba a seguir adelante, a no caerme y pus la necesidad de mandarle a mi madre y mis hermanos, porque dependían de mí… Estuvimos… no pudimos cruzar, no pudimos cruzar esa noche, fue un lunes y nos quedamos ahí a dormir en las montañas, esperando que hicieran el cambio de migración a las 12:00 de la noche para ver si podíamos cruzar, pero como los desgraciados tienen un helicóptero, cada 20 minutos pasa por la frontera con una lucesota y no tienes que mirar hacia arriba porque los ojos te brillan y ahí saben que ahí están los pollos, los ilegales. Entonces ellos avisan aquí hay tantos y no cambian de guardia hasta que esos güeyes no se vayan, entonces duré una semana, una semana en las montañas y no cruzamos, no se menearon, hacían el cambio, pero lo hacían ahí mismo. De ocho pollos se fueron dos, porque ellos pensaban que ese coyote no servía, “no, tú no sirves, tú no sabes, otros ya nos hubieran cruzado”, y pus yo sin dinero me tenía que esperar ahí con ellos. Entonces, se le prende el foco al coyote y nos dice “hey, vámonos a la otra montaña, y en esa montaña nos vamos a quitar los zapatos y nos vamos a bajar los pantalones para que no queden las huellas de los dedos o de los tenis”, con el pantalón se quedaba más o menos la tierra al nivel, porque los de migración, cuando pisas quedan las huellas, y cuentan cuántos zapatos son y ya saben cuántas personas van, entonces cuando te bajas los pantalones el pantalón no te deja marcar bien los dedos del pie, ahí fue cuando pudimos cruzar, como a las dos de la mañana cruzamos. De ahí fue cuando comenzó lo más duro, caminamos de las dos de la mañana, llevábamos una semana ahí en las montañas, hasta el último se le ocurre a este güey subirnos a la otra montaña y cruzarnos así, pero pues ya te imaginarás, toda la semana… yo traía cuatro botellas de dos litros de coca-cola, cuatro en un morral y traía atún, traía bastantes latas de atún, pero como estuvimos esa semana pues casi nos las acabamos y a mí me quedó una, una lata y cuatro botellas, de esas cuatro botellas te dicen los coyotes “no tomes tanta agua porque después te va a hacer falta”, entonces te la tomas de a traguito, pero pues uno se confía porque dices “llevo cuatro botellas de dos litros”, dices “no, sí la hago”, pues empezamos a caminar, cruzamos, les ganamos a migración, caminamos, a las dos de la mañana cruzamos, les ganamos a las dos de la mañana. A las siete de la mañana ‘uta yo estaba cansadísimo, me ardían las piernas y apenas llevaba un día y conforme vas caminando pues el morral, con el cansancio, te pesan, las piernas te arden, los dedos se te empiezan a abrir de que estás camine, de que vas bajando, de que el pollo de enfrente va jalando las ramas y cuando él camina las ramas se regresan, entonces tienes que ir así, del otro güey que va enfrente, no te golpee con las ramas, con el miedo de que te vaya a salir una víbora y te pique y hasta ahí llegaste. El chiste es que llevábamos tres días caminando, yo me deshice de dos botellas de dos litros de coca-cola y me quedaron dos, las tiré porque ya no aguantaba el peso, yo decía “con este peso no voy a poder, no voy a poder, ya me están doliendo las piernas”, las tiré y seguimos caminando. Ves mucha ropa de hombres, ves cruces, ves mucha ropa interior de mujer, que dices chale, ves un chingo de ropa de mujer y les preguntas “hey, qué onda con esa ropa”, “no güey pus aquí se echaron a una muchacha güey o a una señora, mira hasta la ropa interior le quitaron” o sea dices chale, te llenas bastante de miedo por muchas cosas, porque no te vayan a asaltar en el cerro… Bueno pues ya casi iban a ser dos semanas y cuando iban a ser dos semanas llegamos a un punto donde nos salió migración y nos dicen que nos detengamos y todos corren, todos corrieron para su lugar, o sea para esconderse, entonces nos metemos en unos arbustos como con espinas, como unas ramas filosas y ahí ya no pudieron correr ellos, entonces nos reunimos “¿qué onda, a quién agarraron?” “no pus no sé, falta el otro guatemalteco y el salvadoreño… no pus aquí estamos todos”… en eso, estábamos esperando al coyote “híjole, ¿agarraron al coyote?, no pus no creo”, lo esperamos como seis horas ahí y pus yo ya nomás traía dos botellas pero una la traía ya a la mitad… dice uno, pues yo más o menos sé, vamos a seguirnos por acá, pues le hicimos caso y el coyote después de seis horas no llegó, caminamos, con mucha sed, cansancio, los dedos ya con grietas de sangre de caminar ya casi dos semanas, mal comido, con poquita agua porque pues te da miedo que te vayas a deshidratar, te da miedo que te vayas a quedar sin agua y luego qué haces… caminamos y yo presentía que el que nos estaba guiando estaba dando vueltas en círculo y como fui el que me atreví a decirle “hey, sabes qué, tú no sabes ni dónde estamos”, entonces empezó a ponerse agresivo y dijo “bueno, sabes qué chilango, tú no me sigas y el que me quiera seguir que me siga y el que no que cada quien agarre por su lado”… otro muchacho le dijo “no, yo sí te sigo, se ve que tú si sabes” y se fueron, se fueron dos y los otros dos muchachos “bueno, pues nosotros le vamos a dar por allá”, pero mi orgullo no me dejó decirles “sabes qué, yo tengo miedo, estoy solo y deja me voy con ustedes”… te estoy hablando de que los primeros que se fueron ya llevaban como una hora y media, dos horas de que se habían ido y me quedé sentado como a la una de la tarde y ese miedo, el orgullo que tenía no me dejó decirles “me voy con ustedes, no sean así”, les dije “sí, váyanse, se van a peder”, se fueron y como a la media hora me arrepentí porque me quedé solo en el cerro. Los empecé a buscar, les empecé a gritar y… nadie, nadie… si me escucharon no quisieron regresar por mí. Llegué a un momento en el que empiezas a regresar toda tu vida y dices chale, para qué me vine, para qué si allá estaba bien con mi mamá, por lo menos frijoles teníamos y aquí no sé si voy a sobrevivir, tengo un chingo de miedo, yo no sé andar en el campo, uno es de ciudad, uno nunca ha visto una pinche tarántula ahí cercas, una serpiente… con mucho miedo y empecé a gritar de desesperación “auxilio”, empecé a correr, disque yo a regresarme para ver si me encontraba migración, yo lo que quería es que me agarrara migración y cuál, no, ni la migración ni me escuchaban cuando yo decía auxilio, nadie, llorando...




jueves, 7 de junio de 2012

No cualquiera le entra


Nosotros trabajamos en lo que es el rufin’ [roofing], en lo que es en los techos de arriba, que si te caes, en lugar de llegar y pelarte un ojo así de ver, ya ves que te andan alusando que pa' si estas muerto o algo, lo primero que llegan y te sacan sangre, o sea que a ellos les interesa presentar precisamente, sacarte la sangre, es lo primerito, para ya llevar la prueba para ver si no andabas drogado, si no andabas pedo, cualquier cosa o ese jale, pa' a la hora de que ya n'omás te tienen ahí sentado y ya no te dan nada.
Aquí uno va y trabaja doble turno y n'ombre se anda uno volviendo loco, hijo de la chingada, de tanto estrés, si con un sólo trabajo no se la anda uno acabando y mas así de cómo trabajamos nosotros, a mí que no me salga un cabrón con que me quedaron ganas de volver a hacer otra cosa después de ocho horas de trabajo que hacemos nosotros, es demasiado, demasiado pesa'o. 
El trabajo de nosotros es como tipo, pinche field [campo] realmente no es ni tan pesado, lo que hay, que en el campo lo que hace sentir pesado es de que te pagan bien poquito y es un madrizal el que vas a llevar y no te van a pagar realmente lo justo. ¿Te imaginas?, que te andan pagando 8 o 9 dólares la hora, tú te puedes imaginar que una persona que trabajamos aquí que te van a pagar 10 dólares la hora y en esa pinche madriza de ese solazo y luego en la tierra es más calor que andar aquí en el concreto, mucha gente dice lo contrario, pero ya hemos vivido diferentes climas. Nosotros a comernos una carne asada vamos al desierto allá de Las Vegas, allá arriba a Lamont, a Bakersfield, a Fresno y andamos en el suelo y se siente así bien prendidísimo el calor de que no lo aguanta uno y yo todos los días ando arriba del techo. No, olvidate de cómo esta de duro. En el trabajo de nosotros cualquier gente que quiera trabajar así con uno de otro trabajo es muy difícil pa' que aguante de como es de pesado y no cualquiera le entra, o sea que cualquiera que llega ahí le va de la chingada.
Todos los que trabajan en el rufin' tienen que usar cocaína, todos son cocaínos. En Las Vegas, muchísima gente tiene que ingerir de todo para poder aguantar y la cosa por eso es lo que le digo que cuando caen de un desmayo o lo que sea se le arriman a uno y por ese motivo es por lo que saben que para poder aguantar la temperatura uno se chinga un toque, otro anda con coca, con muchas cosas...

miércoles, 30 de mayo de 2012

Llega un tiempo que ya quiere uno volar





Pasa de todo…

-¿Cuantas veces te pasaste?

Como unas ocho veces

-¿Desde los cuántos años?

Como desde los 20

-La primera vez ¿por qué te veniste?

Necesitamos enfocarnos en algo me vine la verdad por mi amor [risas]...

Pos ¿por qué se viene uno? Porque quiere uno volar ¿no?, llega un tiempo que ya quiere uno volar ya no quiere uno estar pos asi que nadie le diga nada, pero eso cuesta.

-¿Qué cuesta?

Cuesta aguantarse de muchas cosas, abstenerse de muchas cosas, privarse de muchas cosas, aunque en realidad lo que vale es como la libertad que tiene uno, pero son muchas cosas que tiene uno qué hacer, cocinarse, lavarse, de todo.

-¿Qué pasó la primera vez que te pasaste, por dónde pasaste?

Por Tijuana

-¿Y el coyote?

¿Quieres que te cuente mi primera pasada? Mi primera pasada… me pasó un coyote que me impacientó porque estábamos ahí en el departamento como unos tres 4 días y no nos pasaba pa acá y decía yo “a qué hora nos vamos ir y a qué hora nos vamos ir” y “mañana, alrato, en la noche” y le dije que qué pasó y dijo "ohh", así me tenía como tres días y que me le escapo, que me le brinco de un segundo piso hasta abajo, me le brinqué por la ventana del baño, que aviento mi chamarra pa abajo pero estaba alto, has de cuenta como allí mira, fíjate como es uno de atrevido, has mirao allá 'onde pongo la troca roja, hay garaje, y luego arriba por decir hay ventanitas, pero por el baño esta más arriba, porque ella estaba acá en la sala y no me le podía mover por ahí por la sala y que me voy al baño pero yo me traje mi mochila dije al cabo yo ya ni voy a venir pa acá pa México pues, que me traigo una mochila con muchas cosas, pa pasar tienes que venir prácticamente sin cosas, nomas tu chamarra o así depende el tiempo y yo dije no y traía todas mis cositas, mis recuerdos de México y todo, pinche mochilón, grandota, y que la aviento de allá, de ahí del ese hasta abajo y que me descuelgo y pun hasta amortiguar hasta abajo pues así, pero estaba alto, estaba altito pero pus tenia 20 años.


Y ya que me le escapo al coyote y que me voy y que le digo a otro, uno esta pues bien así, y que le digo a otro quiero ir pa Los Ángeles, a otro que me encontré ahí que me abordó, quiero ir pa Los Ángeles, porque ya iba yo pa afuera. Y le pasaron el cuarto a uno que tenia unos lentecillos chiquillos de esos como de John Lennon, de esos, y ahí le pasaban los de la migra y todo, pero ya aca adentro y ahí que me llega platicando, yo llegué a comer a un restaurant y me dijo uno no pos yo te consigo aquí en la linea un permiso, pero yo como no sabia, pues era primera vez que venía, le digo “cuánto cobra los permisos esos” me dijo “40 dólares los permisos”, pero yo no sabía como estaba pues el pedo, tons yo luego luego apenas acababa de comer, dos días, dos tres días que estaba ahí encerrao, y me dijo “dame 40 dolares y voy y te saco un permiso” y él traía una maletita con un pantalón, una camisa, me dijo ira aquí te dejo mi camisa pa que veas que voy a regresar, le dije pos uste es mi esperanza pero yo lo que quería era salirme pa afuera pa México y agarrar otro coyote y venirme con otro coyote que sí me llevar pa allá, pero ya estaba yo acá adentro y me fui y me dijo, espérame ahorita vengo en unos 20 minutos, y ahí lo esperé y estaba un señor que andaba ahí con él, dijo “no, el ahorita viene, ahorita te trae tu permiso, te van a traer tu permiso pa que pases acá San Clemente pa arriba pues, pal norte, pa Los Ángeles” y lo esperé y nunca llegó y el otro dijo “no, ahorita llega, yo voy a hacer un mandadito pero orita llega” y ya todavía le dije “uste lo va a mirar” –“si orita yo alratito lo voy a mirar” y ya me regresé, le dije al otro señor “no pus yo no quiero trai dos maletas, tenga al cabo uste se la da a él” –“si yo se la doy, orita lo voy a mirar”, dije ok, pa no traer dos maletas, yo aquí lo espero 'orita que venga con mi permiso y nunca llegó.

Y me encontré una vieja, que por cierto estaba bien güena, y me dijo… le empecé a contar la historia y me dijo “no pus ya te robaron”, pero… o no me acuerdo si fue una señora, me dijo yo tengo una prima, tia que te pasa y que me lleva con una muchacha bien guapetona, va pues, me dijo “pero no vas a poder llevar esa maleta”, le dije “no, pero son mis cosas” –“no no puedes llevar esa maleta, esa maleta te la van a llevar mis familiares, si ellos te la llevan ellos te van a ver allá en Los Ángeles, nomas cámbiate así” pus traía yo toda mi ropa de México y que me cambio la mejorcita que traía y que nos venimos en el bas [bus] y revisaban en San Clemente el bas, pero no estaban puestos, cuando pasamos, se sube la migra y nomas mira a la gente y yo con ella veníamos así como pareja y no, no se metió a la revisión ni nada, orita ya sé onde‘sta la revisión, ya se on'ta todo pues, pero no, 

Y se vino y llegamos acá a Santa Ana, a Los Ángeles y ya nomás que va a cobrar el dinero, que ahí Chelís [su actual cuñado] pues, que llega por mí, pero yo traía dinero, ya nomás le pagué allí, ya fue Chelís por mi, ya cuando vi a Chelís allá en el Downtown en Los Ángeles ya le dije a la muchacha “pos aquí traigo dinero”, ya que lo saco del zapato, pos los traía escondidos, ya que le pago lo del coyote y ya, ya estaba aquí en Los Estados Unidos. Pero me robaron, viste, 40 dólares y pos no sabía nada. Esa fue la primera vez que pasé.

miércoles, 23 de mayo de 2012

Border/Frontera: Cambio continuo




En esta época es notable la cantidad y ritmo acelerado de composiciones musicales sobre el ilegal, el mojado o espalda mojada, el ausente, el alambrado, el desterrado, el viajero, el paisano, el clandestino, el frijolero, el campesino, el deportado o el residente. Así como de la estación de trenes, del tren, de los rieles, del vagón, de la central camionera, del pasaje, del camión, del rancho, del pueblo, del terruño, de la sierra, de la finca de adobe o de las casas de madera. Y de tal forma, de la frontera, del norte, del paso, del puente, del Río Bravo, de la zanja, de la línea, del cerro y del desierto. Y luego viene la muralla, el muro, el gringo, el pollero o el coyote, la migra y las redadas. Al indocumentado lo acompañan los meses, la lejanía, la nostalgia, el recuerdo, el lamento, la tristeza, el llanto, la despedida, las cartas y siempre sus sueños. A veces termina en la jaula y otras en la tumba, aunque otras veces regresa a su tierra.
Es esta sección un espacio para la voz de los y las migrantes latinos en Estados Unidos. Se construye a partir de las experiencias compartidas, donde una servidora hace de intermediaria como observadora y presentadora, desde la frontera México-Estados Unidos. Desde Tijuana o Los Ángeles, estas letras de las experiencias, corridos y canciones atraviesan las fronteras para llegar a todos. 
Para todos todo
Por: Morgue Clandestina

martes, 14 de diciembre de 2010

La Plaga... y la otra ironía

La Plaga dice: Y algo más..

Un rap en español

Dice Kuanik

El corrido híbrido es histórico

AKWID El Piporro, Don Cheto, Molotov, Akwid... los corridos son más híbridos que los migrantes

De la Ley SB1070 y antecedentes

Interpreta: Sinaloa 21 Los Ángeles, CA. De su primer álbum "El dolo de un ilegal" De este aún no tengo el nombre del intérprete: Cumbia de El Poder Sonidero Rap Reggae de Raúl y Mexia Montéz de Durango "El llanto de un ilegal" (2008) Disa Los Paizaz de Guanacebí El Bandolero Alex Piedra y Los Reyes del Corrido No nos quieren por mojados Intérprete: Sangre Felina aunque me recuerda a Los Tigres del Norte El muro de los gringos Compositor: Teodoro Bello y Rogelio Ávila El Internacional grupo La Migra, interpreta: Sacramento González me recuerdan a Los Bukis "Ciriaco el mojado" Este es un híbrido de los 80, El corrido de Rafael Buendía, migrante y contrabando Dueto Frontera Los Alegres de Terán El corrido de los mojados Disculpen el desorden cronológico, hice lo posible Todavía les debo algunos sobre la Ley SB1070 que ya circulan en YouTube Esta historia continúa...

lunes, 25 de octubre de 2010

Necesito Coyote (Don Cheto, Hablándolo por lo claro, Z Records, 2003)

(Hablado) Ahí le va compa Pepi Garza, a toda la gente de La Sauceda, La Sauceda Ranch./ No lo niego, quiero mucho a mi lindo Michoacán, /pero el sueldo de aquí ya no me alcanza pa’ tragar. /Es por eso que para pogresar (sic) yo para el norti me quero brincar. /Yo quisiera para mi rancho un día regresar, /con dinero y con mi grabadora a todo dar, /que la genti me salude al pasar y llevar ropa para regalar. /Necesito coyoti pa pasar pal otru ladu, /quero barrer billetis pa’ poder comprarmi un carro. /Necesito coyoti, ahorita ‘stoy en Tijuana, /no vayan asaltarmi y darmi baje con la lana. /Necestio coyoti que alguien responda por mi. /Llévenmi pa Santa Ana, yo tengo un pariente allí. /Yo quero ser norteño para ser bien popular, /a ver si así las morras ya me empiezan a pelar. / (Hablado) Quero llegar a mi ranchu de norteñu, así quero llegar allá a la Sauceda, oliendo a norti. /Yo quisiera […] /Huelanmi, soy norteño. Huélanmi, huélanmi.

domingo, 24 de octubre de 2010

(1943) El Corrido de los desarraigados

Señores, pongan cuidado lo que es verdad yo les digo. (1) Como Mexico no hay dos por lindo, hermoso y florido. (2) Toditos los extranjeros lo tienen pa' su delirio. Del cuarenta y tres atrás no se hallaba complicado. (2) México, México era muy feliz sincero, humilde y honrado. Hasta que empezó a cruzar la raza pa'l otro lado. Contratistas y troqueros pa' mi todos son iguales. No más 'taban esperando que pasaran nacionales. Parecían lobos hambrientos. fuera de los matorrales. Los creemos con honor pero no lo(s) conocemos. Nos trabajan como esclavos y nos tratan como perros. No más falta que nos monten y que nos pongan el freno. Si alguno 1 lo toma a mal es que no lo ha conocido. Que se vaya a contratar a los Estados Unidos. Y verá que va a trabajar como un esclavo vendido. Antes éramos honrados Y de eso nada ha quedado. Con eso del pasaporte nos creemos americanos Pero tenemos el nombre de ser desarraigados. Allí les va la despedida a toditos mis paisanos (5) Si quieren tener honor no vayan al otro lado A mantener contratistas y los troqueros hambrientos. (4) (Text from María Herrera-Sobek, Northward Bound: The Mexican Immigrant Experience in Ballad and Song, 164-65)

Los trabajadores agrícolas migrantes y el Programa Bracero

A medida que Estados Unidos entró en la Segunda Guerra Mundial muchos trabajadores agrícolas de todo el país dejó los campos con el fin de luchar en los campos de batalla o en el trabajo en las industrias de guerra distintos. Esto tuvo un impacto dramático en la industria americana. Los agricultores descubrieron que carecían de suficiente mano de obra necesaria para cosechar los cultivos que alimentan a la nación. El gobierno de los Estados Unidos se dio cuenta de que se trataba de un problema importante que necesita desesperadamente para ser resueltos. La solución fue lo que llegó a ser conocido como el Programa Bracero. Después de muchas negociaciones, los gobiernos de los EE.UU. y México acordaron establecer un programa para la exportación de los trabajadores de México a los Estados Unidos. El acuerdo denominado de las protecciones básicas que se garantice la necesaria importados trabajadores mucho. El Programa Bracero entró en vigor el 4 de agosto de 1942. El programa duró desde 1942 hasta 1964. A pesar de las protecciones garantizadas por el gobierno, muchos trabajadores se encuentran que la realidad de la situación en gran medida. Muchos de los trabajadores mexicanos experimentado la discriminación de los anglosajones a pesar de su falta mucha ayuda. El "Corrido de los desarraigados" es una de las canciones de protesta que surgió de este período. Este corrido acerca de la "desarraigados unos" fue escrito en 1942. El corridista ha experimentado el Programa Bracero y envía una advertencia a sus compatriotas que no es lo que parece ser. Él habla del amor y el orgullo que siente por su país y de los malos tratos que sufrió como un trabajador agrícola en los EE.UU. durante el Programa Bracero. Los contratistas y camioneros, advierte, no son de fiar porque se parecen a los lobos hambrientos que son por sí mismos. Vemos desde el principio que sigue la tradición del corrido con llamada inicial y termina con la despedida del corridista. En sus palabras finales, le dice a sus compatriotas que si quieren mantener su honor que se debe permanecer en México y no cruzar el río al otro lado. Trey Hoover UT Españoles estudiante

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Tesis de Licenciatura en Historia de la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH): Desde el México de afuera. El migrante mexicano a través de la trova popular (1942-2008) by Cecilia Alcántara Ceja (2010) is licensed under a Creative Commons Atribución-No comercial-No Derivadas 2.5 México License.