En 1989, tenía 17 años, un 19 de abril de 1989, pisamos
tierra americana. Después de un largo y cansado viaje por carretera en autobús
de Guadalajara a Tijuana, creo que fueron como dos días. Y llegamos a Tijuana,
ya de ahí llegó mi papá, con dos carros, iban dos diferentes señores con los
carros y llegó él, iba la esposa del otro señor, no me acuerdo ni cómo se
llamaban y llegaron por nosotros y nos dejaron con un coyote que nos iba a
cruzar, el brinco, decían, y tardamos tal vez como hora y media, dos horas
cruzando. Recuerdo que nos brincaron un alambre. Venía mi mamá, mis hermanos,
una prima y yo. Veníamos seis con el mismo coyote. Sólo nos traía a nosotros
seis y creo que mi papá le había pagado el brinco y de este lado ya nos iban a
esperar los señores que iban por nosotros en carros. Y brincamos un alambrado
alto y entre Toño, Raúl [sus hermanos] y nosotros ayudamos a mi mamá y me
acuerdo que la aventamos de las pompas pa’l otro lado y cayó del otro lado
[risa] y se paró y ¡vámonos! Todos nos brincamos el alambrado, estaba roto,
tenía un ahujero (sic) y por ahí nos brincamos todos y empezamos a caminar,
siguiendo al señor, caminamos, caminamos, estaba noche, estaba oscuro, había
un… como una carretera de un carril de ida y uno de venida y iban muy rápido,
yo creo que era un freeway, no sé si era la entrada al freeway y nos lo pasamos
corriendo porque venían carros. Y ya cuando estábamos del otro lado vimos un
tren, entonces nos fuimos caminando así por la orillita del tren para que no
nos vieran. Me acuerdo a lo lejos haber visto el cruce peatonal que hay ahí en
la línea, se veía un montón de gente cruzando, se veía mucha luz, pero nosotros
íbamos caminando pegaditos al tren, pegaditos, pegaditos, después nos pasamos
debajo del tren, seguimos caminando un buen pedazo y después nos metió el señor
a un McDonald’s y nos dijo “límpiense los pies, los zapatos, la cara” y este,
como que nada pasó y el señor compró comida y nos dejó ahí sentados, ya después
llegó mi papá con los dos carros ahí al estacionamiento del McDonald’s y ya ahí
en el McDonald’s nos subimos. No recuerdo cómo nos dividieron en los carros,
pero iba un carro, después dejaron pasar varios carros y después iba el otro
carro y ya nos venimos para acá. Y venían con miedo de que todavía había otra
revisión, la de San Clemente, pero como que iba otra persona más porque les iba
echando aguas de que si estaban revisando o no y me acuerdo que dijeron que no
estaban revisando y pasamos. Y así, hasta llegar a Los Ángeles, ahí en el
edificio…
[Mujer migrante, generación 1.25]