Cuando yo salí del rancho no llevaba ni calzones, pero sí llegué a Tijuana de puritos aventones, como no traía dinero me paraba en las esquinas para ver a quién gorreaba los pescuezos de gallina, yo quería cruzar la línea de la unión americana, yo quería ganar dinero porque esa era mi tirada, como no traía papeles, mucho menos pasaporte, me aventé cruzando cerros yo solito y sin coyote, después verán cómo me fue, llegué a Santa Ana con las patas bien peladas, los huraches que llevaba se acabaron de volada, el sombrero y la camisa los perdí en la correteada que me dieron unos güeros que ya mero me alcanzaban, me salí a la carretera muerto de hambre y desvelado, me subí en un tren carguero que venía de Colorado, y con rumbo a San Francisco trepado me fui colado, pero con tan mala suerte que en Salinas me agarraron, después verán cómo me fue, llegó la migra de la mano me agrarraron, me decían no sé qué cosas, en inglés me regañaron, me dijeron los gabachos te regresas pa tu rancho, pero yo sentí muy gacho regresar a mi terruño, de bracero fracasado, sin dinero y sin hilachos, de bracero fracasado, sin dinero y sin hilachos, de bracero fracasado, sin dinero y sin hilachos
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